El ingeniero de cabecera ha concluido que con el lastre que tiene instalado el barco tiene la estabilidad suficiente para el remolque a Vilanova. Todo está listo para que la próxima semana, por fin, el barco flote por primera vez. Aprovecharemos esa fugaz botadura para comprobar el desplazamiento real, el trimado y la estabilidad. Además, tenemos localizado un proveedor de lingotes de plomo a precios razonables para completar el lastre que con esos datos resulte necesario.
Para no esperar cruzados de brazos, hemos hecho algunos trabajos de carpintería: se han instalado los ojos de buey en las puertas. Quedan muy monos y, además, ayudan a hacer más luminosos los pasillos y la cocina.
Por otra parte, se ha construido el otro banco de la bañera y buena parte de su enjaretado. Todo en madera de iroko.
Solo falta el banco del piloto y un cajón practicable a los piés de éste. La bitácora queda encajada en el enjaretado que, a su vez, está elevado del suelo unos ocho centímetros, lo que garantiza que el agua que pase a través de él dificilmente le sumergirá y se mantendrá seco más tiempo. El enjaretado es fácilmente desmontable con unos asideros que permiten el acceso a los desagües de la bañera o a la tapa del motor. El marco que soporta el enjaretado está atornillado al acero de forma fácilmente desmontable.
Las partes del marco no visibles (y que más frecuentemente van a estar en contacto con la humedad) van a ser tratadas con tapaporos y protección para preservarlas de la potencial putrefacción. Todo el resto de la madera de iroko será tratada simplemente con aceite.
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