sábado, 31 de marzo de 2012

100. Instalamos la orza

El trabajo tenía su complicación, pero se resolvió satisfactoriamente. Una buena planificación y, como siempre, la ayuda experta adecuada, y todo parece más fácil.
Hicimos unas piezas de metal para que la orza se aguantase en posición vertical y así poder llevarla a su sitio más fácilmente, asistidos de un transpalé. Para montar la orza en esa posición utilizamos el toro: amarramos el cabo de izado de la orza a sus uñas y la levantamos para posarla sobre le soporte.
Y ahora a levantar el barco. Es la primera vez que lo hacemos desde que tiene el pórtico. Tumbamos, la antena de BLU hacia proa y desmontamos el backstay. El palo quedó afianzado hacia popa por las burdas y los obenquillos popeles. Fue necesario elevar el barco más que nunca para poder meter la orza en su lugar, pero se hizo sin problema.

Con el barco arriba soldamos la parte inferior de los rieles que van dentro del cajón de la orza, para minimizar sus movimientos y con ello los consecuentes golpes y ruidos.
Último toques de ese magnífica (y cara) patente a base de cobre que nos promete no tener que abrir el cajón de la orza durante años.












Una vez situada la orza bajo la abertura del casco, se fue izando poco a poco, ya que la longitud de la abertura es menor que la longitud de la orza.

Para hacerlo se utilizó al principio el cabo de izado de la orza, pero después se hizo empujándola desde abajo, porque el ángulo de tiro, cuando el eje de la orza aún no está instalado, hace que esta tropiece contra el casco.

Poco a poco llevamos la orza a su lugar y, por fin, instalamos el sólido eje.


Ahora el barco ha quedado instalado sobfre borriquetas y no posado en el suelo, como lo hemos teninos durante meses, de forma que podemos acceder a su pantoque para el pintado. Así quedará hasta que, en un par de meses, le hagamos la prueba de mar, con todo el lastre a bordo.

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