El transporte llegó por fin a Vilaxoan. Una explanada al lado del puerto y un taller mecánico a pie de obra era todo los que necesitábamos.
Fue necesario que la grúa hiciese un sitio a nuestro casco entre pequeñas embarcaciones abandonadas o semiabandonadas que ocupaban el lugar que habíamos elegido para que el Outro Adaxe descanse los dos próximos años. El objetivo es estar cerca de la puerta del taller, para minimizar idas y venidas en ese plazo que nos hemos marcado para finalizar la obra.
El Outro Adaxe mira al mar, proa a la ría, justo enfrente de una rampa que quizás sea su via de entrada a su entorno natural. Reposa sobre la misma sencilla cuna que trajimos de Oliva. Popa al taller, en donde iremos almacenando todos los suministros necesarios para su acabado, tanto los que trajimos de Oliva como aquellos otros que tenemos que ir adquiriendo.
Una escalera metálica nos dará acceso por el espejo de popa. La proximidad del taller nos permite además disponer de energía, agua, compresor de aire y otras herramientas con comodidad y seguridad. A un paso la casa, los pocos bares que en Vilaxoán quedan... y un montón de amigos dispuestos a echar un mano cuando haga falta. Casi perfecto.
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