Después de darle unas cuantas vueltas, hemos decidido que los portillos laterales no sean practicables. Lo de siempre: lees, preguntas, recuerdas tu propia experiencia... y te mojas.
Los portillos laterales son los que menos airean en un fondeo (el barco aproa al viento) y navegando solo te dan disgustos. Y no sólo navegando. Siempre hay alguien dispuesto a abrirlos y casi nadie dispuesto a cerrarlos, al menos a cerrarlos bien.
La necesaria aireación puede llegar por las escotillas (todos los camarotes, el salón y el pañol de proa los tienen) y por la profusión de manguerotes y aireadores asistidos por un ventilador eléctrico. Habrá al menos uno de cada tipo en cada camarote.
Por lo que se refiere al salón, también haremos no practicables los laterales, tanto por el riesgo de que entre agua como por el hecho de que los portillos frontales son cuatro y amplios, y serán todos practicables. La electrónica quedará a resguardo y la aireación está también garantizada.
La primera norma a tener en cuenta es evitar en los posible los tornillos por el exterior, en aquellos portillos que van sobre la chapa naval pronto desarrollarían goterones de óxido. Así que para este caso lo solucionamos con una marco de inox que irá con soldadura TIG. El cristal (4+4 de seguridad) encajará en el agujero practicado en el casco y, después de ser asegurado con pletinas con un espárrago soldado interiormente al casco, recibirá un marco de madera.
En cuanto a los portillos laterales del salón la solución será otra: el marco de inox irá atornillado con cabezas avellanadas a una tuerca soldada por el interior del casco (aquí trabaja inox contra inox) de forma que el cristal en este caso reposa exteriormente sobre la cabina). Si hubiera que cambiar el cristal, en este caso se haría desde el exterior.